domingo, 10 de mayo de 2015

(Colección) ..de días sencillos


Creo que llevo poco más de dos semanas en Kobe. No estoy seguro. Pero si estoy seguro de que ya llevo más de un mes en Japón: alrededor de dos semanas de viaje y el resto ha sido este semi viaje, o viaje quieto, que es la vida en un hostal. Igual he recorrido los alrededores, como Himeji, en dónde vi el hermoso castillo que fue el primer patrimonio cultural de este enigmático país. Pero es distinto. La vida en el hostal es sencilla, apacible. Y me dejo llevar por eso.

Al final solo trabajo 3 horas algunos días a la semana y con eso pago la estadía. De vez en cuando nos invitan a comer a los del staff o nos dan algo, como un obento, y así se pasan los días. La gente es amable y el entorno es igualmente amable, hasta casi cálido.

Ya voy casi en la mitad de El Pájaro que le Daba Cuerda al Mundo de Murakami, que por lo demás me parece muy pertinente de leer por estos lados. Fui también a un partido de fútbol (vamos Vissel Kobe!), a unos cuantos bares, a dar vueltas, a parques, pero aún me pierdo en esta ciudad. Me falta algo. Me falta aplanar la calle, mirarla distinto. El hecho de que usualmente haya salido con gente que conoce la ciudad a influido en eso también, en un relajo que acuna la ignorancia. Pero poco a poco, algo voy captando.

Puede ser también que la incertidumbre de los primeros días haya impedido que nuestra relación progrese, aquella entre humano y ciudad. Y es que no sabía cuanto me quedaría acá, pero hace unos días conversé con la jefa, que es muy buena onda, y acordamos que me quedaré hasta comienzos de Junio. Aún tengo el pasaje para Corea con fecha del 12 de mayo, por lo que solo tengo mañana para aplazarlo, o botarlo y ver algo nuevo. Y no sé mucho más. Nada de nada. Una vida Jon Snow.

Bueno, igual algo sé. Sé que el tiempo a estado jugando conmigo. Lo que fue ayer, hace unos meses, unos días, unos años, todo se trastoca. Las semanas, las horas. Y tal como el mismo Murakami hacía notar a través de uno de sus personajes, para mi, el tiempo ha dejado de ser lineal para pasar a ser un fluido, que se alarga y contrae a su antojo.

Pero aún así quiero aprovecharlo, el tiempo acá. ¿Cómo?, pues me he vuelto un coleccionista de días sencillos en lugares extraños.

Extraños para mi, claro. Coleccionista de tardes tibias, paseos sin prisa, pocas fotos, escritos en libretas, pensamientos que se quedan en las esquinas esperando que alguien les acerque a casa.

Y entre tanto, seguiré intentando encontrar el camino más adecuado para nadar contra la corriente, de forma natural.

Entre las cosas divertidas de estos días, la jefa (Mayumi, y que insisto, es increíblemente amable), compró un nuevo espacio que antiguamente era un bar y quiere abrir un segundo hostal ahí, así que algunos días -en vez de limpiar acá, dónde me estoy quedando-, me voy para allá a sacar basura y ordenar. Es un poco más físico, pero por lo mismo tiene ese aire de trabajo bruto que limpia por dentro, a la vez que ensucia el cuerpo.

También he conocido gente muy especial, Simon se fue para Tokyo para después marchar a Corea, y en su lugar llegó Masaki, un tipo alegre y muy buena onda, además de Tomoko, otra chica de muy buen kokoro (corazón). Con ellos ya somos como un equipo, hemos ido a unas cuantas partes por aquí y por allá, festivales, bares, discos, y hasta una presentación de música de Indonesia. Y me han hecho bastante amenos estos últimos días. Además no hablan muy bien inglés y yo no hablo muy bien japones (de hecho no hablo, solo sé un par de palabras) así que nos ayudamos mutuamente y practicamos entre nosotros.

También están los otros chicos del staff con quienes he compartido estas semanas, la Aki, el Hiro, la Mariko, la Haruka, pura gente linda. Eso abunda por acá de hecho, la gente linda. Buena.

Es muy interesante Japón, de verdad que sí. No me siento con la confianza como para hablar de "el país", nadie puede, en ningún caso. Pero si puedo hablar de ciertas proyecciones, generalidades aparentes, y eso es suficiente para plasmar unas cuantas cosas dignas de una pausada y profunda reflexión, pero no creo que sea el momento.

Este es el momento de marcar un punto.


Fotos:

En Nakamura, el ex-bar tradicional y futuro hostal:



 En un festival de música en el Minatogawakoen (parque) y alrededores:




De fiesta por ahí:

                                     





De paseo por Kobe:













Una de esas noches:















Y un paseo por allá, dónde crece el bambú:







De paseo en Nada, la ciudad de las sakerias (no tengo muchas fotos de ahí, pero si recuerdos del sake)










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