lunes, 14 de abril de 2014

Despedidas, autos y el segundo día

En el último post les comenté que íbamos a comprar un auto. Bueno, lo hicimos. Junto a Tom, el amigo Francés con quien queremos ir a buscar trabajo a Tauranga, le compramos una VAN a dos alemanes, Benne y Falk. Un par de viajeros simpáticos, y con quienes jugamos algunas veces Risk (o Ataque), pero en una versión de la Tierra Media -del Señor de Los Anillos, por si cabe alguna duda-, un elemento que evidentemente nos dio la confianza suficiente como para hacer el trato.

La cosa es que el auto funcionó bien por unos días, y hoy falló. Mañana vamos al mecánico y esperamos que esté todo bien, que no sea nada grave. Tenemos unas teorías, pero al final todo se sabrá mañana. La vida es así. Hoy aprendimos que la "revisión técnica" o WOF, como se le dice acá, no sirve de nada. Hay que hacer otros chequeos.

Por lo demás, hoy a sido un día de despedidas. Alessandro el Italiano del lugar, un loco de esos que desvarían en la misma sintonía que uno, y con quien partí trabajando ya que tenía a su cargo el jardín (al menos los fines de semana y uno que otro días), se fue hoy en la mañana. Lo fuimos a dejar al aeropuerto con Tom -cuando el auto todavía funcionaba bien-, y pese a que solo se va por un mes y medio a Filipinas, y que probablemente nos veremos de nuevo, fue un momento triste.

En la tarde fuimos a dejar a Sonia, una tipa fundamental en la estructura de la casa. Simpática como prácticamente todos, y con la gracia de que habla Fránces (es Francesa), Inglés y Español. Ahí fue cuando el auto comenzó a fallar y finalmente solo pudimos dejarla en la estación de trenes. Fue una sensación muy pesada, no poder dejarla en el aeropuerto y la despedida también. Aparte de la preocupación por el auto.

Pero es todo parte de la aventura. Es difícil acostumbrarse a este ritmo tan acelerado de personas. Un fluir vertiginoso de afectos. Es inevitable forjar cariños, lazos, aunque sean pocos días los que hayan pasado. Y asimismo es imposible evitar distanciarse, por la esencia del viaje.

Y bueno, para no perder el hilo pseudo-cronológico, el segundo día en Nueva Zelanda fue en esencia un viaje a Auckland. La gran ciudad. Más de un millon de personas, prácticamente un tercio de todo el país, en la ciudad de los navíos. O veleros.

Primero un viaje en tren con Mati, el francés (por si acaso esta lleno de franceses y alemanes en los hostales) con quien fui a la playa junto a las canadienses. El tren es la forma más corta de llegar a la ciudad desde los suburbios, si no tienes auto, claro. Hermosos paisajes y nuevamente quedé impactado por lo gigante del cielo.

Llegamos a Britomart, la "estación central" de la ciudad, a unos pasos del puerto y que da directamente a la principal calle de Auckland, Queen Street. El edificio es hermoso, la calle central amplia. Toda la sensación de la ciudad es como de limpieza, de espacio, no hay nada que desentone mucho, o desordenado. Algo que me parecía imposible para un puerto -te quiero Valpo, y sobre todo ahora-.

Nos bajamos y comenzamos a buscar un banco para abrir una cuenta. Fuimos al Kiwi Bank (obvio que era lo primero que tenía que intentar), pero necesitaban una dirección y nos dijeron que no le servía una de un hostal. Algo que después nos enteramos que no era así, o que algunas personas pasan por alto. Mala suerte en el primer intento.

Seguimos y entre la indecisión, ya que pensamos que iba a ser más fácil el tema y que nos iban a ayudar además con el IRD (burocracia necesaria para los impuestos), decidí comprarme un teléfono. Me salió como 35 lucas un smartphone marca Google. Re bueno. Fuimos a un Starbucks porque pensé que si compraba algo podría tener Wifi gratis y ná. La clave no funciono, o yo no supe como hacerlo, ni nadie ya que le pregunté como a cuatro personas, y nada al final. Al menos el chocolate caliente estaba bueno.

Después de un frustrado intento de varias cosas, tuve un logro. Me pude comunicar con la madre de la amiga de la Triny, que me había enviado una encomienda para ella. No se podían juntar ese día, pero quedamos de vernos unos días después, tal vez el día siguiente. Después de eso, fuimos a comer algo y caminamos por el puerto de Auckland.

Nada que decir, es realmente hermoso, tanto que no parece puerto. Lo chasconearía un poco. Como sea, caminamos un buen rato y a la vuelta nos dimos cuenta que junto a un puente que une dos partes del puerto habían unos escalones gigantes que llegaban al mar. Bajamos y ahí nos quedamos un rato. Conocimos a unos estudiantes chinos, uno estaba aprendiendo inglés y el otro sabía un poco más, los dos iban a la universidad en Auckland y no llevaban mucho por acá. Fue bastante divertido el tratar de entenderse.

Nos despedimos y si no me equivoco poco después volvimos a Fat Cat, a tomar unas cervezas y hablar con los viajeros. Mal que mal recién llevábamos dos días y casi no habíamos estado con la gente del hostal.

Por ahora voy a dejar unas fotos, y no mucho más porque ya me alargué bastante. Pero pronto seguiré escribiendo, para ayudar a mi memoria.

Saludos!

Fotos de Auckland (segundo día):














3 comentarios:

  1. Exijo fotos del cacharro!!!!
    Se nota que estás con las emociones a full. Estás como chiquillo de reality.
    Un abrazo

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  2. Avisa si pudieron arreglar el papu...besos

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  3. Avisa si pudieron arreglar el papu...besos

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