viernes, 27 de junio de 2014

De la Bay of Plenty a la Bay of Islands


Cuarta noche en Kerikeri.
Huimos de Tauranga.

No encontramos trabajo en más de una semana y el tiempo no perdona, así que ahora estamos en el norte de Nueva Zelanda, muy cerca de donde todo empieza. O termina. 

Pasamos las primeras dos noches en el Holiday Park de acá, y ahora pagamos una semana en un backpacker, una casa, simpática pero llena de gente. Lo bueno es que acá te consiguen trabajo. De hecho, es difícil empezar con el pruning u otras cosas si no estas acá, en este lugar. Es como un convenio, una mafia, qué se yo. Pueblo chico. Pero no parece malo, al menos luce mejor que Te Puke.

Lo bueno del lugar, de este backpacker, es que al menos tenemos wifi y sky, así que podré ver el partido de Chile esta madrugada. Planeo quedarme despierto, una vez más, porque dormirse y despertarse a las 4 no es negocio, y de hecho, no lo he logrado cuando lo he intentado.

De todas formas es bueno moverse, incluso diría que es de lo mejor de esta vida, el poder decir "listo, me harté de este lugar", tomar tu auto y viajar a otra ciudad, con nueva gente y -en teoría- nuevas oportunidades. Claro que si supiera conducir sería mucho más fácil, pero eso lo tengo pendiente. Creo que intentaré sacar una licencia en Tailandia o algún país del Sudeste asiático, porque por acá parece ser un trámite prácticamente imposible. Especialmente para extranjeros. Pero bueno, hay que tener paciencia no más y ver que pasa.

Por ahora me quedo con la carretera. Con los paisajes de por acá cerca, con la esperanza de encontrar un trabajo pronto, y de aguantar lo del pruning, si es que sale.

También me quedo con la salida hace unas noches a un bar, al bar del pueblo. Una mesa de pool con los chicos y Cheng, un koreano de 63 años. Artista y pintor de brocha gorda. Parroquiano del bar, 26 años viviendo acá, y con quien conversé hasta el final de la noche. Una vida interesante. Buenos consejos. Recuerdo que me dijo: "No hables de confianza, no menciones la confianza acá. Conoce a la gente, toca las puertas. Pero no necesitas hablar de confianza. Conoce primero. Nadie confía en nadie. Pero ya ves como ahora pasamos unas horas y estamos hablando así. Deja la confianza afuera, en un segundo plano. Conoce a la gente."

Fue interesante, así como el darme cuenta de que puedo tener/entender conversaciones crípticas en inglés. Ahora, por mi lado, le dije que se arriesgara e intentara vivir haciendo lo que le gusta hacer. Un amigo kiwi de Cheng -repetidas veces, producto de la ebriedá- alabó su trabajo, y en particular un retrato que le hizo y que ahora cuelga en la pared de su casa, arriba del televisor. Quizás el lugar más icónico de una familia en estos años postmo. Pero Cheng no quiere mezclar los negocios y el arte. Árido tema. Bonita conversación. La dejo acá, en estos auxilios de memoria.

Y bueno, voy a tener que inventarme un drama emocional para hacer más interesante el blog. Porque hasta ahora, nada. Una chica japonesa me encontró "cute" ayer cuando le hablé a su grupo en un mal japonés. Pero la verdad no era mi tipo, aunque quien sabe, de repente agarro el síndrome de Beauchef por estos lados, o dicho de forma elegante y mas eufemística, reduzco la cuota de superficialidad. Pero tampoco hay que ser exagerados. Es esencial que alguien te atraiga al menos. Y visceversa.

Como sea, ya inventaré algo.

Por mientras, dentro de lo más interesante que he hecho, debo decir que terminé las dos temporadas de "Orange is the new black" y que estoy peor que cuando terminé "Game of Thrones". Al menos ahora tengo muchas películas que me conseguí en Tauranga. Y eso.

La emocionante vida libre, es emocionante. Sí. A veces. Es libre. Sí. A veces. Pero definitivamente no es fácil. Hay que saber adaptarse a no tener idea alguna de cuando vas a tener trabajo, a ver desaparecer tus ahorros. A tener que adecuar conductas en cada espacio, cada lugar. Tener cuidado. Estar solo. Estar rodeado de mucha gente. No tener privacidad. Empezar siempre de cero. Absorber mucha información, y a veces, nada. Es complicado esto.

Pero no daría ni un paso atrás.

Aunque me quede perdido en esta isla. Nada vale la pena, como para volver atrás. Como para querer volver atrás.



Ah, y así como así, ya son tres meses.




P.D: ¡Vamos Chile! (Y que conste que no es para ganar el voto chauvinista)

P.D.2: Y como no he podido pasar las últimas fotos al compu, por mientras, les dejo una de mis últimos días en mi depa en Santiago.



martes, 17 de junio de 2014

Adiós Te Puke, no llores por mi

Y finalmente abandoné Te Puke. Después de más de un mes y medio, la mayor cantidad de tiempo que he pasado en un lugar acá en NZ. 

El cliché dicta decir que fue una mezcla de sensaciones, pero muchos de los amigos y conocidos ya se habían ido antes. Muchas despedidas en poco tiempo. Solo quedaron los italianos -con quienes vi el partido de Italia/Inglaterra mi último día allá- y un par más. Sé les extraña, claro, pero el pueblo en general ya estaba medio muerto.

Le agradezco a esa ciudad todo lo que me dio, en experiencias, personas, trabajo. Es extraño. Y es que ahora que escribo no siento tanta conexión. Debe ser que he pasado mucho tiempo escribiendo ya, y algo cansado estoy. Si bien no me he movido del sillón prácticamente en todo el día ha sido un día intenso, de muchas emociones. Ya saben, moverse no es la única forma de viajar.

Estoy tratando de reflotar otro blog, que empecé -y nunca continué- hace como 3 años. Más que nada para escritura libre, poesía, cuentos, otro tipo de pensamientos y quizás algo más. A ver que sale.

Necesito organizarme con lo de escribir, siento que puedo hacer algo interesante, pero siempre me mantengo en lo fragmentario. No cohesiono las cosas. Y si no lo intento, voy a quedarme con otro de mis mayores sueños sin cumplir. Así que bueno, ya que estamos en eso de hacer los sueños realidad, hay que darle con el otro blog, al menos como un punto de partida.

Ah, y volviendo acá, ahora estoy en la ciudad de Tauranga, la -o una de las- más grande de la región de Bay of Plenty, con la impresionante cifra de 100 mil personas. Bueno, igual es una ciudad-ciudad y tiene buses internos, lo que es harto decir. Llegamos hace tres días no más, y empezamos al tiro a buscar trabajo y algún lugar para quedarnos. Hasta el momento no ha salido nada de trabajo, solo hay ofertas de pruning, que es el cortar la mata de los kiwis, y que es un trabajo que exige destreza, en el que se tiene que invertir un tiempo para aprender y por lo mismo no se gana mucho en una primera instancia. Además varios conocidos que lo han intentado ya han renunciado al tema. Yo lo tengo como una última opción.

Fuimos al puerto -es una ciudad portuaria, importante porque acá llega gran parte del gas y petroleo a NZ-, pero nada. Hemos buscado en internet, en los supermercados donde se dejan avisos y nada tampoco. Al final mañana vamos a intentar con agencias de empleo. Te quitan una parte de lo que ganas, pero es mejor que nada, así que ahí veremos.

La primera noche la pasamos en el Holiday Park de acá, y conocí al primer loco-loco de Nueva Zelanda. Era un tipo que primero me dijo que no le gustaba ni el fútbol ni el rugby, que era patinador en hielo. Me habló un poco de eso, y no tenía idea que las piernas tenían que estar completamente estiradas cuando uno hace ciertos movimientos, o si no se pierden puntos, siempre se aprende algo. Después le pregunte si estaba haciendo algo relacionado al patinaje y dijo que no, pero que tenía un proyecto que le iba a dar mucho dinero, y dijo, espérenme, les voy a mostrar.

Se fue y al rato volvió cono su notebook. Estábamos en una mesa al aire libre, ya era de noche y anunciaban lluvia, pero aparentemente no le importaba. Su proyecto era una página web que -más o menos- filtraba las búsquedas en google. Otro buscador. Uno ponía la palabra y la web te tiraba a un diccionario con las diferentes acepciones de la palabra (nos dio como ejemplo una estrella, que podría ser un cuerpo celeste, una celebridad, etc..), uno escogía una de las posibilidades y los resultados de la búsqueda eran solo de esa acepción.

Todo bien hasta ahí, y de hecho lo consideré un proyecto interesante pese al mal diseño de la página, y de que serviría solo para palabras y no para conceptos más elaborados. Pero bueno, le pregunte que estaba haciendo para publicitar la página y para que le fuera bien, y de una explicación paso a otra, que estaba avisando en la radio, que no quería usar google ads y otras cosas, sorpresivamente, pasó a que era todo un problema por los judios. Que todo era complicado por un plan de ellos, y a continuación me mostró una página web supuestamente del pentagono que hablaba de un programa que estaban llamado C-3PO (si, como el de las Guerras de las Galaxias), y que era la construcción de una máquina que podía hablar/traducir todos los idiomas, y que su página era esencial para eso, y estaba esperando a que de allá le ofrecieran dinero por ella.

La verdad, no pude evitar pensar que podría ser cierto, y que era un buen proyecto y que quizás estaba conociendo a un tipo relevante. Todo culpa de esa mente mezcla de teleseries con paranioa que tengo. Pero ná. El tipo estaba bien majareta (y mejor dejarlo así por si el pentagono me empieza a espiar). Al final le desee suerte con el proyecto y le dije que replanteara su estrategia de publicidad.

La siguiente noche la pasamos en un backpackers, nada del otro mundo. Lo más relevante ahí es que vi el último capitulo de Games of Thrones y OHHHHH, AHAHAHAHA!!. Eso. Esta muy bueno. No quiero esperar 10 meses más, ¡¡es más que un bebe por dioc!!, pero ya, mejor no pensar en eso.

Y bueno, al día siguiente hablé con el Javier, un amigo que conocí en Chile ya que trabajaba en mi local favorito de pizzas del mundo mundial, Italita. Él se vino dos semanas antes que yo con Taylor, su novia del US, y me contó de un lugar por acá, donde se estaba quedando, una casa tipo mansión en el centro de la ciudad y fuimos. Estaba re bueno. Pero copado. Aunque justo estaba listo otro lugar de la misma dueña, un poco más lejos y sin nadie. Es una especie de departamento gigante arriba de un salón de bolos, en una esquina medio industrial, pero cerca del centro igual. Y aquí estamos.

Me encanta el lugar, sobre todo ese aire medio "Rocky" (pero la I) que tiene. Pagamos una semana ya, y anoche la pasamos sin nadie, fue la primera vez en no se cuanto tiempo que tengo tanta privacidad. Cocinamos con Tom, le presté el notebook pa que se pusiera al día con Game of Thrones y yo me fui a dormir temprano.

Y hoy, acá ando. Escribe que escribe como decía al principio. Creo que lo necesitaba, esta montaña rusa en un sofá. Y mañana de vuelta a las calles (después del partido de Chile, claro), a buscar un trabajo. En lo que sea. Total, algo saldrá.

P.D: Ya llegó más gente al lugar, un chileno y dos alemanas. Vamos a ver que onda son.
P.D: Ya vi el partido de Chile, y aún estoy un poco en shock. Puta que felicidá más grande!!

Fotos:

I.- Partido Italia-Inglaterra con los brocas tanos:




II.- El Tom buscando pega por las calles de Tauranga. Poco después empezaría a pedir moneas en la calle, y finalmente terminaría en los puentes de la ciudad, adicto a la pasta.


III.- Uno de los avisos de depas que fuimos a ver


IV.- Nuestro nuevo hogar -al menos por una semana-














viernes, 13 de junio de 2014

¿Que historia quieres contar?

Esta noche es menos fría que la anterior. Y eso es bastante. Es mucho. 

Han pasado muchas cosas en estos días, así que trataré de ir en orden.

El domingo terminamos en la packhouse. Cerraron el turno antes de lo que tenía previsto, brotaron las despedidas y al mismo tiempo se repetía la pregunta de rigor: ¿Y qué vas a hacer ahora? Algunos respondían que viajarían, casi todos ellos al sur prometido, Christchurch, donde hay -supuestamente- trabajo a destajo. Otros, que se quedarían al pruning, que es cortar las matas de kiwis. Otros intentarían con el repacking. Y la mayoría, en cambio, se entregaba a la incertidumbre. Ahí estaba yo, por supuesto.

Fue un extraño día ese domingo. El fin de una ilusión de rutina, un juego mental denso en una situación de viaje como este. Y era un buen trabajo, de mierda, pero un buen trabajo. No fuimos a ninguna celebración ni nada ese día, fue llegar al Holiday Park, conversar un poco, comer y dormir.

El primer plan que se nos ocurrió fue recorrer, por un par de días, las zonas turísticas antes de empezar a buscar un nuevo trabajo. Ibamos a ser Tom, Mati, Katheryn, Cecilia y yo, pero anunciaron lluvias desde el lunes hasta el jueves, además de que Katheryn vendió su auto, por lo que solo quedaba nuestra van. Así que, después de pensarlo un poco, decidí bajarme para que fueran ellos no más. Me quedaría en el Holiday Park.

Llegó el lunes, y habíamos organizado un último partido con los chicos del shift, pero era el primer día de lluvia, lo que espantó a muchos. Al final solo fuimos 5, pero la pasamos bien, además prácticamente no llovió mientras jugamos. Después, en la tarde, fuimos a una fiesta de cierre del trabajo, de la temporada. Era solo para la gente del turno de día (yo estaba en el nocturno), pero unos amigos (Giorgio y Andrés) nos habían invitado y entramos igual al final, pagando 10 dólares eso sí. Quizás no fue una gran fiesta, había problemas con la música, las luces no eran buenas, se acabó la cerveza temprano y terminó a las 12, pero algo ocurrió -algo- que lo cambió todo…

Había karaoke.

Partí colándome en un YMCA, después en la Lambada, y traté de rescatar, sin éxito, un Are You In de Incubus. Pero solo eran colaboraciones, y bien pencas por lo demás, así que pedí una para mí no más: Suspicious Minds, del Elvis. Ya no estaba sorprendido por el hecho de que hubiera Karaoke en una fiesta bailable, y habiendo superado el shock cultural, y sobrepasando el hecho de no haber consumido mucho alcohol, me hice del micrófono y me lancé al agua, paradójicamente, en una isla. Y me fue bien pos. Me aplaudieron, felicitaron, una supervisora dijo que de verdá sabía cantar, y yo ya no podía más de rojors. Obvio que la gente volvió a bailar y quedó ahí no más, pero pa mi siempre será mi primer karaoke overseas, como le dicen por acá. Un hermoso recuerdo.

Y eso, después que la fiesta terminó en el local continuaba en una casa, la cual nunca encontramos, así que nos devolvimos al Holiday Park. Al día siguiente los chicos se irían y yo tenía que ver donde me iba a quedar, ya que la que ha sido mi casa por más de un mes se iba a ir a recorrer otros lados sin mí.

El martes, bien temprano -pues hay que hacer el check out antes de las 10am-, empezamos a preparar las cosas. Hablé con la gente de acá y me arrendé una caravan -para mí solo- por dos noches, a 20 dólares cada una, lo que me dolió un poco, pero bueno. Saqué mis cosas, lo básico, y las puse acá (estoy escribiendo desde esa caravan, por si acaso), y los chicos pusieron sus cosas en la van. Se demoraron su buen resto en partir, parecía que nunca se irían, entre la lluvia y la indecisión pasaron horas, pero al final se fueron y me despedí de Mati y Cecilia, quienes después se irían directo al norte de probar suerte con la temporada de la mandarina, y de Kathryn, quien se iba para Auckland, y a viajar después a Malasia.

Con Nicolás, mi amigo de Chile, y otra gente del shift hemos estado en contacto para tratar de buscar una casa y arrendar en conjunto, pero antes se hace perentorio encontrar un nuevo laburo. Y las cosas han estado medias estáticas con este temporal. Ayer martes fue un día quieto, muy quieto. Lluvioso como pocos días he visto, sobre todo considerando que ya había llovido bastante el lunes. La noche fue fría y con un vendaval intenso. En Auckland los vientos fueron de 145 km/h, y por acá no fueron mucho menos.

En la noche mi caravan se movía como si un gigante la estuviera agitando, como tratando de saber si le quedan monedas adentro. Y las ramas del árbol que tengo encima golpeaban una y otra vez. Fuerte. Y como estoy al lado de la carretera, cuando pasa un camión tiembla. Y eran tantas cosas que ahora me da risa. No sé cómo me logré dormir, pero lo logré. Como a las 4 de la mañana eso sí.

Hoy también fue un día quieto, y llovió loquísimamente. Pero no siento el mismo frío de ayer. Conversé mucho con Mati y Silvina, una pareja argentina que ya había conocido en Fat Cat y que nos encontramos acá de nuevo, en el Holiday Park. Me bañé sintiendo la lluvia en el techo de las ducha, jugué en el notebook, volví a pasar un buen rato con mis porteños favoritos, como les digo, y en la cocina terminé por comer una cazuelita y unas sopaipillas que cocinó un amigo chileno pa la gente de acá. Y quizás por eso ya no tengo tanto frío. Quién sabe.

¿Qué historia quieres contar?, me y te pregunto. Pues cuando uno sonríe al final del día se desdibujan y se vuelven a dibujar todas las cosas. Y todo parece más amable, menos húmedo, menos solitario. Uno construye su propia historia.

¿Y qué quieres construir?

*Y hablando de eso, la otra noche tuve una conversación muy interesante con un Neozelandes, Aaron, sobre el comunitarismo, o construcción de pequeñas comunidades como una opción para vivir mejor en este mundors. Y quisiera acordarme de eso, porque es parte de lo que quiero construir.


**Actualización: El jueves por fin salí del Holiday park y nos juntamos con amigos del shift de la packhouse, tomamos unas cervezas y esperamos el partido inaugural del mundial. Y ahora, estoy donde mismo, pues volví para ver los partidos de México-Camerun, España-Holanda y Chile-Australia. Así que todo bien, re bien de hecho, mientras hacemos la previa esperando a que sea de madrugada en esta noche de viernes. Ah, y aún no sé ni en que voy a trabajar ni donde voy a vivir ahora. Y quien sabe en realidad.

Algunos fotos de el último día en la packhouse y otras cosas:

I.- Último día:











Una cena chilena en el Holiday Park:


Afuerita de la fiesta del Karaoke (no estaba tan ebrio como parezco, y no había mucho que tomar tampoco xD)


Una foto tras uno de los partidos que organizamos con la gente del shift:


Ayer, en la invasión chilena a la casa méxicana, donde ahora veré el partido de Chile:


Otras fotos -antes del último- día en la packhouse: