domingo, 27 de abril de 2014

Sunrise/Sunset

Antes de ayer, el viernes, fuimos a buscar el auto al mecánico con Tom. Estábamos un tanto nerviosos por todo lo que había pasado, pero los chilenos (Speedy Gonzalez, por si alguien anda por Auckland -Henderson- y quiere unos buenos mecánicos), fueron re-amables y una vez más nos explicaron todo. O me explicaron todo, porque Tom no entiende mucho el español, y menos el chileno.

La cosa es que parecía que todo andaba bien, le pusieron un liquido para sellar la grieta que estaba filtrando aceite al radiador, se hizo la limpieza del carburador, el cambio de aceite, e incluso un cambio de un par de llantas. Pero, lo importante, es que había que probar el auto antes de usarlo en viajes largos.

Por eso decidimos pasar la noche en Fat Cat, pero al día siguiente teníamos que partir, no muy lejos, pero había que moverse para saber si estaba todo bien. Y además ya lo habíamos conversado, ambos teníamos la necesidad de salir, ir a otras partes.

Justo había un asado esa noche, varios de los antiguos viajeros habían vuelto y fue un buen momento. Era el timming perfecto para partir. Se pasó rápida la noche, conversando con un grupo de argentinos y otros amigos del hostal, y al día siguiente nos despedimos. Aunque más bien fue un hasta pronto, porque el lunes (mañana) tendríamos que volver para el chequeo del auto, y ahí pasaríamos a despedirnos de verdad.

Quizás Mati se nos una, quizás no. Romain y Laurie, una pareja de franceses con quienes hemos estado todo este mes se van a Tailandia el martes, Glen y Emily, otra pareja Canadiense-Estadounidense, y también parte del grupo que lleva más de un mes en Fat Cat se van a un departamento en Auckland, y así. Mañana será el día de las despedidas.

El sábado nos despedimos a medias entonces, y con Tom arreglamos las cosas del auto y marchamos. Al principio queríamos venir a Piha, la playa que conocí en mi primer día acá, pero el camino es montañoso, con muchas subidas y bajadas y preferimos algo más simple para la primera excursión con el auto recién arreglado, así que fuimos a Orewa, una pequeña ciudad costera unos 40 minutos al norte de Auckland, pero para el lado del Pacífico.

La van funcionó bien. Llegamos, aparcamos en un estacionamiento gratuito en el centro, o algo como el centro, la verdad es que estas ciudades no tienen plazas o algo que las marque como las nuestras, solo avenidas más “comerciales” que otras. Nos pusimos a caminar un buen rato. El paisaje era hermoso, como en casi todos los lados que he visitado hasta ahora de Nueva Zelanda. Nada que decir al respecto. De hecho, creo que hasta uno se pone un poco insensible a la belleza al poco tiempo.

Después de dar vueltas un buen rato, caminando por parques, playas y suburbios, nos vino la duda de donde podríamos quedarnos. Curiosamente creo que el tener una postura libertaria me da cierta noción paranoide respecto a lo que pueden hacer o no las policías. Por eso fue que hablé con Tom y decidimos ir directamente a la estación de policía a preguntar donde se podía estacionar/acampar y si es que había un problema con eso.

Curiosamente también fueron muy amables, nos dijeron que no eran muy estrictos al respecto, que había un lugar cerca de la escuela de surf donde podríamos estar un par de noches gratis y todo bien. Fuimos al lugar, al principio nos confundimos y fuimos a una especie de hotel para campers, ahí cobraban como 36 dólares la noche. Así que nos devolvimos a donde pensamos que podría ser el lugar que nos habían indicado, y nos quedamos ahí.

Al principio teníamos algo de miedo, o recelo. Las multas pueden ser bien altas por estos lados. Pero al final, como habíamos ido a la estación y habíamos preguntado y todo, tan nerviosos no estábamos.

Pasamos la noche en ese lugar, un estacionamiento en frente -literalmente al frente- de la playa, y me desperté un poco antes del amanecer, para ver salir el sol desde el Pacífico. La primera vez que no lo veo ocultarse en ese mar tan familiar. Tuve que esperar un rato a que Tom despertara, usamos los baños públicos, que usualmente están en excelentes condiciones, y partimos a una Pizza Hut.

Resulta que la noche anterior, mientras caminábamos por el pequeño centro o calle comercial de Orewa, fuimos a comer algo y compramos unos mini rollos de arrollados de primavera. Y no escatimo recursos al decir mini. Realmente pequeños. Sabrosos, pero insignificantes. Costaban como 3 dólares los 8, y juntos no eran ni uno de los de por allá. Así que entre conversa y conversa algo dice Tom y yo le digo:

-Pero a ver, dime algo que hayas visto que sea barato acá
- Y me dice “Pizza Hut”
-¿Pizza Hut?
-Sí, no sé porque acá es barato, allá en Francia es caro, pero acá puedes comprar una pizza personal (no tan pequeña) por 5 dólares.
-Vamos a tener que ir entonces*

*Puede que la traducción no sea la más apropiada, o que haya modificado algunas cosas, pero esa es la idea.

Así que partimos en busca de una Pizza Hut, llegamos a un pueblo, Whangaraoa, si mal no recuerdo -y usted, dígalo bien-, donde encontramos dicho local (gracias a la ayudad de Google Maps), pero eso sí, un poco antes de que abrieran. Así que nos fuimos a dar unas vueltas por el Mall que estaba al lado. Fue algo rápido porque a ninguno de los dos nos  gustan esos lugares, pero aprovechamos de buscar una especie de tetera o algo para el café que quería Tom. Evidentemente no encontramos nada.

Después salimos del Mall y en el estacionamiento nos encontramos como con una especie de mercado. La gente estaba vendiendo cosas de segunda mano desde sus autos. Me recordó a la feria en José Arrieta, o en el Forestal. Pero era en un Mall en una ciudad costera y con puros autos y gente gringa. Igualito. De todas formas, igual fue agradable ver algo no-tan ordenado. Gente vendiendo sus cosas directamente, y eso. Al rato fuimos a la Pizza Hut, los primeros clientes del día, obvio. Pedimos unas pizzas, bien buenas. De hecho tan buenas que aún siento su sabor de vez en cuando.

Y tras terminar de comer decidimos venir a Piha, la playa del primer día, el lugar al cual no queríamos venir porque el camino era complicado, y todo eso. Ahora escribo esto desde un estacionamiento al frente, realmente al frente, de la playa. Ya son pasada las 8 de la noche, no hay luz, más que la del notebook y bueno, hace no mucho, vimos el atardecer en el mar de Tasmania. Es decir, en este día, vimos salir el sol en el mar, y ocultarse nuevamente en otro mar. Algo de belleza hay en eso, ¿no?

Recorrimos por acá, subimos una pequeña cuesta, sacamos fotos, buscamos un lugar para acampar, no encontramos, volvimos al estacionamiento al que llegamos al principio y esperamos que no haya problemas esta noche. Mañana temprano iremos a Henderson, a ver a los mecánicos chilenos, y si el último chequeo sale bien, iremos a despedirnos de la gente en Fat Cat y partiremos rumbo a Tauranga. A buscar laburo y quien sabe que más.

Así que eso pues. Creo que me alargué más que otras veces ahora, pero debe ser porqué ahora escribí sin estar conectado a internet. Gajes del oficio.


Por ahora, buenas noches simplemente, y que descansen.

Fotos:

1.- Al llegar a Orewa:




 2.- Sunrise en Orewa:



 3.- Sunset en Piha:








                                    

miércoles, 23 de abril de 2014

En cualquier lugar, en cualquier otro lado del mundo



Han pasado unos cuantos días desde que escribí la última vez. Estaba esperando tener las cosas claras con el auto, y quizás alguna buena noticia. Pero como fue pascua y acá celebran desde el viernes hasta el lunes, no hubo mucho que hacer. Ya ví todas las temporadas de Game of Thrones, terminé How I met your mother, estoy al día con The Big Bang Theory, y así. Creo que se entiende la idea.

Por supuesto he conocido mucha gente nueva, que viene y se va. Mal que mal estoy en un hostal. Llegó hace unos días el Nico, un amigo de Chile, pero se fue al día siguiente a Tauranga directamente. Aparentemente una mejor decisión de la que tomé yo en un principio. Pero todos somos generales después de la guerra. 

Por ahora tenemos que seguir esperando con Tom. Mañana debería estar listo el auto si todo sale bien y esperamos poder -mañana mismo o el fin de semana-, salir a buscar trabajo en alguna granja por ahí. Lo bueno es que está comenzando la temporada del Kiwi, y algo podremos hacer.

De vez en cuando camino por acá y me doy cuenta que el paisaje es hermoso. Que es un lugar tranquilo. Que estoy al otro lado del mundo. Y cuando me senté hoy a comer algo en un parque, bajo una suave lluvia a la vuelta del taller mecánico, me dí cuenta que cualquier lugar podría ser el otro lado del mundo. Ese parque podría ser Santiago. Podría ser Sao Paulo. Podría ser Paris. Es raro como los kilómetros no se notan en las aceras, ni en el pasto.

Mañana es el ANZAC day, otro feriado. Se conmemora una batalla de la primera Guerra Mundial, en Turquia, en la que murieron como 10 mil soldados de Australia y Nueva Zelanda y unos 33 mil de Inglaterra. Creo que además se usa para conmemorar a todos los caídos en otras guerras de esta alianza (Aus y NZ). Pero el taller estará abierto.

Sobre el recuento cronológico de los primeros días, el tercer día -miércoles 2 de abril- fuimos nuevamente a Auckland con Mati pero esta vez al norte de la ciudad, a Takapuna, para sacar el IRD (el tema del impuesto) y nos fue bien. Conocimos a unas chilenas en la oficina, dimos unas vueltas, comimos comida coreana (un tanto picante), dimos más vueltas y en Auckland nos despedimos de las chilenas para después volver a Fat Cat. Ese fue el día del terremoto, o ese día nos enteramos.

Fue un momento bien extraño y complejo. Con Leo, otro chileno en el hostal, nos preocupamos. Pero por lo que nos llegaba parecía que estaba todo controlado, al menos de alguna u otra forma. Aunque quizás lo que -egoístamente- nos tenía un tanto más tranquilos era que ninguno tenía familiares en el norte. De todas formas fue una lástima y estuvimos actualizando constantemente las noticias.

El día siguiente, el jueves, puedo decir que fue uno de los días más extraños e interesantes que he tenido en Nueva Zelanda, hasta ahora. Me quedé de juntar con Xin (la chica que conocí en el tren el primer día) en Mairangi Bay, una playa al norte de Auckland. Todo para ver una intervención artística. Fue complejo llegar, pero no tanto tampoco. Partí temprano y como llegué un poco antes me quedé en la playa. Ese día probé mi celular y subí la primera (y hasta ahora única) foto de NZ a facebook. Fue una tranquila y hermosa mañana.

Al tiempo llegó Xin y Chris. No sé porque pero pensé que sería más gente. Venían un con carrito lleno de distintas cosas, plantas, mallas, herramientas, plásticos. Era una intervención itinerante. Ellos tienen una página/proyecto que se llama "making-do.smal-lab.com" (el proyecto exclusivo de Chris esta acá: http://making-do.tumblr.com) y básicamente consiste en hacer pequeñas cosas, como arreglar algo o cambiar elementos sencillos de la ciudad (intervenciones) durante caminatas por cierta zona.

Barrimos una calle con una escoba que hicimos con hojas de bambú, pusimos una rejilla en una canaleta que era un tanto grande, amarramos unos cables que estaban soltándose de un poste de la luz, armamos una pequeña choza (en la que almorzamos y donde nos cubrimos de la -intensa- lluvia) en un bosquesillo al lado de unas canchas de golf, amarramos una cabeza de chancho de juguete a una entrada de una casa, sembramos unas plantas cerca de un paradero. Y así se nos pasó la tarde.

Después me devolví al hostal, pero se me había olvidado que había quedado de juntarme con la familia chilena a la que le había traído un encargo. Conversamos y me esperaron en Henderson. Estaba empapado y estuve esperando un buen rato ya que no supe coordinar bien. Pero fue bueno verlos. Cenamos comida casera, y tuve ese toque hogareño que siempre es bueno en la distancia para cerrar el día.

Me fueron a dejar al hostal, estaba lloviendo fuerte, y como se me había olvidado el encargo tuve que ir corriendo a buscarlo (hay que cruzar el jardín y un poco más para llegar al hostal desde la entrada de autos, que estaba cerrada), se los entregué y de ahí me dediqué a secarme.

Fue un buen día por lo que recuerdo.

Fotos:

En Mairangui Bay (primeras fotos con el smartphone):









2.- Fotos de la intervención:






























jueves, 17 de abril de 2014

De dulce y de agraz

Esto lo escribí hace un par de días pero no pude subirlo antes, así que lo hago ahora. Y los paréntesis son acotaciones que hago en este momento/tiempo.

Aun no sabemos que pasa con el auto, pero encontramos a unos mecánicos chilenos cerca y mañana (hoy) nos dirán si vale la pena usarlo, si no se puede, o quien sabe que cosa. Al menos fueron muy amables y pude explicar la situación en un perfecto chileno.

En la mañana fui a Auckland, a pagarle la visa a Fillipinas a Alessandro, que se le había olvidado y se lo prometí antes que viajara para que estuviera más tranquilo. Fui con Mona, una alemana, hermosa y simpática por lo demás -que como a todos, conocí solo hace a algunos días-, y que necesitaba vender su auto, así que aproveche de acompañarla a los hostales de la ciudad a colocar el clásico aviso de venta de un auto de y para backpackers. Un buen ejercicio que sirvió para conocer algo más de la ciudad.

Ella se fue a unas clases de Windsurfing, yo volví al hostal. Al llegar me encontré con Tom y fuimos donde los mecánicos chilenos, y después volví a trabajar en el jardín. Bellísimo y tranquilo momento en compañía de dos caballos vecinos, quienes se acercaron lo suficiente como para poder acariciarlos y darles de comer algo de hierba desde mi mano. Llovió un poco entre tanto. Mas bien chispeo. Y las nubes grises eran un poco más claras tras el negro azabache de una de las yeguas, de ojos tan oscuros como su pelaje, pero limpios. Me regalaron paz.

No sé que pase ahora, aunque creo tener un plan para casi todos los escenarios posibles. Pero mucho más allá, por sobre todo eso, estoy en calma.

Aún no llega la transferencia de Chile a mi banco acá en NZ que hice el sábado (ya llegó, finalmente), así que llevo unos cuantos días sin dinero, pero me las he arreglado de alguna u otra forma. No gasto prácticamente nada en el día a día, pero pronto tendré que dejar este lugar. Ya ha pasado mi tiempo y por lo demás había avisado que me iría por estas fechas.

Podría decir que en este momento solo tengo unos pocos dolares en el bolsillo, y no está tan mal. Quizás no ha sido el mejor comienzo, pero hay algo de serenidad en el desapego. De cierta forma ya no pienso que las cosas saldrán mal, simplemente que serán; de una u otra manera. Cada camino tiene su propia forma.

Acá la gente no abraza mucho. Lo bueno de Mona es que si lo hace. Pero se va pronto, y probablemente yo antes. De todas formas no hay muchas posibilidades de algo más, ni con ella ni en general, creo que tengo una mala combinación. No soy lo suficientemente exótico, ni soy lo suficientemente "europeo", por ponerle un nombre. Estoy en un punto medio. Ni chicha ni limona'. Como sea, espero mejorar mi inglés lo suficiente como para poder echarle la culpa de que resulten o no las cosas a mi sentido absurdo del humor y de la vida. Por ahora, dejo pasar el tiempo. Son solo dos semanas.

Y sigo en calma. Una profunda calma. Como caminando afuera del sueño del miedo, sueño sin sobresaltos, y profundo como la misma tranquilidad que provoca en quienes observamos su dormir.

Me levanto temprano todos los días, sin alarma, y ya a las 10 PM estoy con ganas de dormir. Y por supuesto, mientras escribo esto ya casi son las diez. Podría decir que esta lloviendo, podría decir que por eso mañana no tendré que regar y algo me alegra aquello. Podría decir que cerré los ojos por el cansancio y vi unas flores.

No creo que siga en esta ocasión con el orden cronológico, además, poco me acuerdo del tercer día en NZ. Creo que volví a Auckland, o que fui a Henderson (una pequeña y cercana ciudad). Probablemente intenté nuevamente ver el tema de las burocracias, y conocí gente. Quizás más adelante me acuerde mejor de ese día.

Por ahora, buenas noches.

Fotos:

1.- Dejando a Alessandro en el Aeropuerto:



 2.- Auckland, la gran ciudad. Otra vez.







3.- La pequeña granja/jardín y los vecinos